Dejen de pensar en Al Capone, me refiero a otro tipo de mafia, mucho más encubierta y peligrosa: la Iglesia Católica. Os explicaré su historia a la vez que el por qué es una mafia y no un simple grupo religioso.
Desde que se hizo con el poder, allá por los últimos años del Imperio Romano, la Iglesia dejó de ser solamente una organización en torno a la que reunirse los seguidores de la religión católica para convertirse en una verdadera mafia. Su religión se declaró como la única válida por parte del Emperador, persiguiendo a los seguidores de las otras religiones en represalia por las persecuciones a las que se habían visto sometidos los cristianos, a pesar de haber hablado siempre de un mensaje de “amor” y “perdón”.
No obstante, el periodo en el que la Iglesia se hizo más poderosa es, sin duda, la Edad Media, una época de diez siglos de oscurantismo, retroceso de las ciencias y el pensamiento, explotación del pueblo y guerra. Curiosa coincidencia ¿Verdad? Lamentablemente, esta tendencia continuó durante el Renacimiento y, sobre todo, el Barroco, en especial en España, donde se creó la Santa Inquisición, órgano encargado de perseguir, torturar y asesinar a los que no seguían al rebaño. Afortunadamente, las revoluciones del siglo XIX consiguieron limitar el poder de este grupo, aunque todavía seguía siendo grande en España.
Durante el siglo XX y hasta hoy día, la Iglesia ha hecho lo mismo de siempre: intentar retrasar el progreso natural de la humanidad, pues el avance del ser humano y el descubrimiento de la verdad, conllevaría sin duda una pérdida de fieles (dinero) enorme. Para conseguir esto, la Iglesia no ha dudado en aliarse con la ultraderecha, apoyando a dictadores, grandes fortunas sin escrúpulos y otras mafias más conocidas.
Después de esta breve lección de historia, está bastante claro, esta organización ha sido responsable de algunos de los crímenes más crueles de la historia de la humanidad, muchísimo peores que el Holocausto nazi, pero no condenados. Pongamos por ejemplo la quema de “brujas” y “herejes”, personas que sólo querían ayudar a su comunidad por medio del avance de la ciencia. Al contradecirse ciencia y religión, la autoridad (in)competente, manejada por la Iglesia, decidía asesinar a los científicos para que su poder no peligre.
Debido a este poder eclesiástico, grandes científicos como los Illuminati y Galileo Galileo vieron limitada su influencia y recibieron grandes castigos (los Illuminati fueron masacrados, mientras que Galileo estuvo toda su vida bajo arresto domiciliario). Otros, como Darwin, fueron tomados por locos.
¿Debemos permitir que haya una fuerza empujando hacia atrás el carro del progreso del que estamos tirando con tanto esfuerzo para avanzar? ¿Debemos tapar los agujeros de nuestro conocimiento mal y apresuradamente, con la falsa idea de un Dios, en vez de buscar el verdadero por qué de las cosas? ¿Debemos permitir que un grupo cuyo líder tuvo relación con los nazis ejerza su influencia? ¿Debemos permitir la existencia de una doble moral? ¿Debemos permitir violaciones? ¿Debemos permitir robos? ¿Debemos permitir asesinatos? ¿Debemos permitir homofobia? ¿Debemos permitir intolerancia? ¿Debemos permitir faltas de respeto?
Mejor no sigo hablando, pues la lista de atrocidades de estos criminales es demasiado larga y no quiero pasarme mi vida escribiendo este artículo. Como dijo mi amigo Antonio Vegas, la Iglesia es: «La quintaesencia de la atrocidad».
By: J-Fénix
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